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Zeena, la revolución natural del vino en lata

Fundada por la joven emprendedora Sana Khouja, Zeena pretende revolucionar la industria del vino ofreciendo innovadoras formas de consumo adaptadas a las nuevas audiencias y tendencias: vino en lata, orgánico y sostenible. Con la Garnacha catalana de la Terra Alta como primera apuesta, actualmente comercializa dos referencias iniciales a través de su tienda online y marketplaces especializados. Ahora, empieza la conquista del canal Horeca y gran consumo a través de acuerdos con distribuidores.

“Mi afición por el mundo del vino empezó en 2013, al embarcarme en el relanzamiento de Mas Perinet, una bodega afincada en la zona vitivinícola del Priorat, donde crecí y aprendí de maravillosos profesionales”, nos explica Sana Khouja. Allí desempeñó un papel clave en el establecimiento de la infraestructura operativa tras la compra de la bodega, y contribuyó al aumento del 400% de su valor, tras la alianza con el importante bodeguero de Napa Robin Baggett.

Vino en lata, orgánico y sostenible

Bajo el eslogan ‘a sip of freedom’, el objetivo de Zeena no es luchar contra el vino embotellado, sino impulsar al vino hacia nuevos modos y momentos de consumo a los que la botella no alcanza. Pero, ¿cómo empezó todo? En Nueva York, donde Sana Khouja vivió varios años.

La lata, el envase en auge

Zeena envasa sus productos en latas de aluminio 100% reciclado y reciclable, protegidas por una película interna de VINSAFE para asegurar la máxima calidad y mantener inalterado el sabor y el aroma del vino, al estar sellado herméticamente a prueba de luz. Con el enlatado, por tanto, Zeena reduce significativamente el impacto medioambiental: “Somos conscientes del impacto de cada una de las decisiones que se hacen y tratamos de cumplir con una filosofía plastic free. La lata contamina menos que el vidrio. El aluminio es 100% reciclable y el envasado de vino en latas da como resultado una huella medioambiental muy pequeña. Una lata se puede reciclar infinitas veces sin perder sus propiedades, mientras que el cristal tiene una vida finita”.

Fuente: Interempresas

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