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Cargill invierte en el negocio de las proteínas alternativas

La demanda de proteína de chícharo se disparó en medio de la creciente demanda de sustitutos de carne y productos lácteos de origen vegetal.

Cargill, el comercializador y procesador agrícola, aumenta su exposición a la proteína de chícharo, mediante la inversión de 75 millones de dólares en Puris, que abastece al fabricante de hamburguesas de origen vegetal Beyond Meat.

La medida se suma a la inversión de 25 millones de dólares que Cargill realizó a principios del año pasado en los mayores fabricantes de proteína de chícharo en Norteamérica. Puris, un productor de uno de los ingredientes clave para los sustitutos de carne de origen vegetal, dijo que va a duplicar la capacidad de su planta en Minnesota, lo que le va a permitir mantenerse al día con el creciente interés de las compañías de alimentos.

Beyond Meat, entre tales compañías interesadas, utiliza la proteína de chícharo como ingrediente principal para sus productos, como hamburguesas, tocino, atún y yogur.

De acuerdo con Innova Market Insights, el lanzamiento de nuevos productos alimenticios y bebidas con base en proteínas de chícharo creció 19 por ciento al año a nivel mundial entre 2016 y 2018. “A medida que aumenta la demanda de los consumidores por las proteínas de origen vegetal, queremos asegurarnos de que Cargill, con nuestro socio Puris, pueda satisfacer esa demanda con una proteína de chícharo de gran sabor, sustentable y con etiqueta de amigable para los clientes en América del Norte y en todo el mundo”, dijo Laurie Koenig, de Cargill.

Se espera que la inversión en la fabricación de proteína de chícharo aumente la producción a partir del próximo año. Roquette, un grupo francés de ingredientes, está construyendo una planta de procesamiento en Manitoba, Canadá, mientras que Verdient Foods de Saskatchewan, un grupo de proteínas de origen vegetal con respaldo del director de cine James Cameron, también planea una nueva capacidad.

Los chícharos se encuentran entre las fuentes de proteínas alternativas más baratas, de acuerdo con los consultores de McKinsey. Sin embargo, encontrar un uso para los subproductos de proteínas, como el almidón, ha demostrado ser un desafío.

Fuente: Milenio

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