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Cáscara de Xoconostle ayuda al control de la glucosa, colesterol y triglicéridos

El xoconostle es un fruto endémico de México cuyo nombre proviene del náhuatl Xococ, que significa “agrio”, y Nochtl, que quiere decir “tuna”. Este alimento es fruto de la variedad del nopal conocido como Opuntia joconostle.

También conocido como duraznillo, tiene un gran parecido con la tuna, aunque a diferencia de esta tiene un sabor un poco más agrio, además de que sus semillas se encuentran en el centro y no distribuidas en la pulpa, como es el caso de la tuna.

El xoconostle se consume en todo el país de diferentes maneras, desde hacerlo en dulce hasta agregarlo a jugos. En Guanajuato y Querétaro algunas veces lo agregan a salsas picantes y caldos, junto con las verduras. En San Martín de las Pirámides, Estado de México, a partir de esta tuna rosácea se producen licores, mermeladas, botanas, conservas, salsas, miel y jabones. En El Bajío se prepara en ensalada con jícama, naranja, queso y chile piquín.

Igualmente, se ha utilizado como remedio casero desde la época prehispánica, para tratar algunas enfermedades estomacales, así como resfriados. De acuerdo con la medicina tradicional este fruto es una excelente opción para las personas que padecen diabetes debido a que tiene un bajo aporte de grasas y azúcares, ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre y además fortalece el sistema inmunológico.

Con el propósito de dar sustento científico a los atributos señalados de este fruto mexicano, como su alto contenido de antioxidantes y actividad biológica para reducir los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos en la sangre, la investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Brenda Yadira Pérez Ramírez, ha llevado al xoconostle a su laboratorio para someterlo a una serie de pruebas y experimentos científicos con el fin de encontrar un uso etnobotánico de este enigmático fruto, especie de baya esférica, cilíndrica, que contiene una porción pequeña de pulpa y cáscara gruesa.

La joven científica que en unos meses más obtendrá el grado de doctora en Ciencias Químicas Biológicas, cuenta que luego de profundizar en el estudio del xoconostle se enfocó centralmente en la cáscara del fruto, porque al analizarla encontró que contiene compuestos fenólicos, flavonoides y betalaínas (poderosos antioxidantes) que inciden favorablemente en la disminución de glucosa, colesterol y triglicéridos.

Movida por este descubrimiento decidió observar esas propiedades con la elaboración de un extracto acuoso a partir de la cáscara fresca, la cual se podría usar como complemento para tratar diabetes y dislipidemias sin causar efectos secundarios.

Para obtener el extracto maceró la materia prima en agua y volatilizó el disolvente con un rotavapor para obtener el concentrado final. También probó remojar las cáscaras con agua y etanol y usar pedazos de cáscara fresca y asada.

Productos

Lo emocionante de la investigación fueron los pasos que dio en el laboratorio para obtener resultados tan alentadores. En primer término, decidió evaluar la actividad biológica del extracto por separado. Para ello conformó dos grupos de roedores, uno con diabetes y otro con dislipidemia.

Al grupo de los ratones con diabetes le suministró la sustancia durante 15 días y constató que a partir del día once disminuyó paulatinamente la glucosa en sangre.

En el otro grupo de ratas se percató de que una sola dosis del extracto fue suficiente para ver el cambio en los niveles de colesterol malo al siguiente día de la administración.

La doctoranda de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) prevé entre sus planes a futuro la posibilidad de generar un fitofármaco que contribuya a abatir la alta frecuencia de la diabetes y las dislipidemias en nuestro país.

Tampoco desecha la idea de utilizar el extracto para elaborar algún producto nutraceútico, es decir, la comercialización de un suplemento alimenticio que proporciona beneficios médicos o de salud, incluida la prevención y/o el tratamiento de enfermedades. Todo esto en vista de que el xoconostle, además de tener una función nutricional, tiene efecto benéfico en la salud.

En efecto, Pérez Ramírez visualiza que sus hallazgos en torno de la cáscara del xoconostle pueden derivar en la creación de una formulación farmacológica que se puede presentar en forma de píldoras, pastillas o suplemento en polvo cuyo propósito sea funcionar como complemento para reducir el riesgo de complicaciones por diabetes y dislipidemias, al mantener estables los niveles de glucosa y ambos lípidos en sangre.

Meticulosa, la experta realizó pruebas de toxicidad para garantizar la inocuidad del extracto. Comprobó que hasta el momento este producto natural no tiene efectos negativos contra la salud.

Aún hay un tramo largo por recorrer en esta investigación; ahora sabemos que la diabetes está estrechamente relacionada con procesos inflamatorios; asimismo, el xoconostle tiene un alto contenido de antioxidantes que pueden dar un alto valor a sus efectos antiinflamatorios; por ello, la siguiente etapa del estudio consistirá en dilucidar si la cáscara de este fruto posee suficiente poder antiinflamatorio que disminuya tal condición.

Otro aspecto positivo es que el pleno desarrollo del extracto de cáscara de xoconostle como un fitofármaco implica el aprovechamiento industrial de un desecho, lo cual representa un modo de producción sustentable de un medicamento de origen natural que no deja huella de carbono.

Igualmente, el xoconostle puede permanecer en la nopalera hasta por un año sin echarse a perder, por lo que puede conseguirse en todos los mercados en cualquier temporada. En el Estado de México se produce esta fruta en los municipios de Otumba, San Martín de las Pirámides, Temascalapa y Nopaltepec, principalmente.

Para el cierre agrícola 2017 hubo una superficie sembrada de 784.20 hectáreas que dieron una producción de ocho mil 373 toneladas.

Las científicas Leticia Garduño Siciliano e Isela Álvarez González asesoraron en la investigación a su alumna de doctorado, Pérez Ramírez, quien no las defraudó porque cumplió de modo sobresaliente todos los protocolos de su estudio.

La mayor riqueza de todos los seres humanos es, sin duda, la salud y de ahí surge el interés de Pérez Ramírez por comprobar los valores curativos de la cáscara del xoconostle. Esto es muy importante porque en México existen diversos frutos y plantas endémicas con propiedades benéficas, por lo que es sustancial darle un soporte científico al uso etnobotánico que tienen desde la antigüedad.

Plantas medicinales de México

Casi 90% de la población mexicana ha usado o usa alguna planta medicinal. Sin embargo, solo 5% de las especies cuentan con estudios científicos.

México tiene una amplia riqueza florística y ocupa el segundo lugar mundial en el registro de plantas de uso medicinal, después de China.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene documentadas tres mil especies de plantas medicinales, pero nuestro territorio cuenta con cuatro mil 500.

Fuente: INIFAP

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