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Oscillum: el nuevo invento que detecta si la comida está en buen estado

Son muchos los grandes inventos que surgieron por casualidad o a partir de eventos cotidianos del día a día. Esto mismo ocurrió con Oscillum, una etiqueta inteligente que busca revolucionar la industria agroalimentaria. Además, otro de sus objetivos es luchar contra uno de los mayores problemas de las sociedades desarrollados actuales: el desperdicio de comida.

La iniciativa surgió en 2017, a raíz de una broma. Así lo explica uno de los fundadores, Pablo Sosa Domínguez, en El Español. El biotecnólogo estaba compartiendo piso con los que eran sus amigos y ahora, además, son también sus socios: Luis Chimeno Moral y Pilar Granado García. En ese año, los tres estaban estudiando el Grado de Biotecnología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

La broma en cuestión que dio lugar al invento era la siguiente: «Si algo está medio malo, dáselo a Pablo, que él se come todo, porque como todo es organoléptico, él se lo come». Fue esta frase la que dio lugar a la creación de unas etiquetas inteligentes que informaran, en tiempo real, sobre el estado del alimento.

Es muy común, en el caso de los productos frescos, el tirarlos a la basura para prevenir una intoxicación, sobre todo cuando huelen raro. Para evitar esto, el trío se basó en criterios como el color, el olor o el tiempo que ha pasado desde la compra del producto. No obstante, desde la ciencia esto no es suficiente para saber con seguridad si habría que tirar el alimento. En este sentido, los biotecnólogos explican que incluso «la comida que parece buena puede estar contaminada y provocar intoxicaciones alimentarias».

Según los últimos datos, en la Unión Europea hay 350.000 notificaciones de casos de intoxicación cada año. Sin embargo, la estimación es que el número es mayor. Las enfermedades alimentarias, según un informe de la European Food Safety Authorithy (EFSA) de 2020, son las Campylobacter, Salmonella, Yersinia, la bacteria Escherichia coli y Listeria.

El sistema del semáforo en una etiqueta

«Si los emprendedores de lo digital emprenden en el garaje, los biotecnólogos lo hacemos en la cocina», explica Sosa. Lo que ha inventado este grupo de amigos está basado en la denominada metabolómica. Esta es una ciencia que estudia las huellas únicas que dejan los procesos celulares específicos a su paso.

De esta forma, según explica Sosa, «los compuestos, como los gases, que emiten los productos, se correlacionan con características como el nivel de azúcar, la acidez…». Desde Oscillum explican que el primer paso es elegir y analizar un producto: «Hacemos metabolómica los productos, es decir, elegimos un producto, lo analizamos, vemos cómo y qué compuestos se desprenden en su proceso de descomposición, lo correlacionamos con características, como por ejemplo, su contenido vitamínico».

Partiendo de esto, el grupo creó una etiqueta semáforo (con los colores amarillo, verde y azul) para poder conocer el estado de los productos. El sistema de este mecanismo es realmente sencillo y, para entenderlo, es posible hacerlo pensando en un sandwich con dos componentes diferentes y dispuestos así: matriz, sensor y matriz.

«Se coloca una matriz en contacto con el alimento, el gas llega el sensor, cambia de color, lo atraviesa y llega a la otra matriz, que indica un color», explica Sosa. Así, es posible conocer si un producto está bueno o malo, si tiene más o menos azúcar u otra gran variedad de parámetros, dependiendo de la configuración del sensor.

¿Puede suponer el fin de la fecha de caducidad en la comida?

La efectividad de esta «etiqueta» está probada tanto en carnes como pescados, frescos y congelados, así como en frutas como el mango y el aguacate. Lo más rompedor de esta herramienta es que ofrece información en directo: «Nosotros lo que hacemos es proporcionar información en tiempo real sobre un producto, porque la metabolómica permite eso».

A pesar de ello, el objetivo del producto no es sustituir las fechas de caducidad o de consumo preferente (que son obligatorias desde el Real Decreto 1334/99). Lo que busca es, eso sí, complementarlas. Ahora, Oscillum está avanzando hacia la comercialización de esta herramienta. Esta etiqueta inteligente está interesando cada vez más no solo a los sectores de la industria agroalimentaria, también a los de la cosmética.

La meta es que también los propios consumidores puedan disponer de este semáforo alimenticio en sus casas. A este respecto, los biotecnólogos de Oscillum aseguran que es algo para lo que no queda tanto como podría parecer.

Fuente: The Objective

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