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Investigación revela que comer trucha disminuye el dolor y la inflamación

En la búsqueda constante de una vida saludable y activa, la elección de alimentos adecuados desempeña un papel crucial, especialmente para las personas mayores. En este contexto, la trucha y su riqueza en omega-3 emergen como una opción alimentaria prometedora. Así lo señala una investigación desarrollada en el marco del proyecto Envejecimiento Activo y Saludable del Hospital Clínico de la Casa de Bello, donde se comprobó su efecto antiinflamatorio y analgésico, entre otras novedades.

En la encrucijada del envejecimiento saludable y la nutrición adecuada, la trucha surge como un alimento que no solo deleita el paladar, sino que también brinda una serie de ventajas para las personas mayores. El omega-3, un ácido graso esencial abundante en este pescado, ha captado la atención de expertos en salud por sus potenciales beneficios.

Así lo reafirma un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile que comprobó algunos beneficios de su consumo en las personas mayores, destacando sus efectos en la salud cardiovascular, la función cerebral y el bienestar general en esta etapa de la vida.

La investigación, liderada por el doctor en Nutrición y Alimentos, Carlos Márquez, sumó este tipo de pescado rico en ácidos grasos en la dieta de un grupo de treinta personas mayores durante tres meses, quienes asisten al Centro de Día del Adulto Mayor de la comuna de Curaco de Vélez, localizada en la isla de Quinchao, en Chiloé.

Entre sus conclusiones, el estudio detectó un efecto antiinflamatorio a partir del consumo de trucha, así como la disminución en la sensación de dolor, entre otras novedades. Este último hallazgo, en particular, resulta de especial relevancia si consideramos que una de las principales causas de consulta de este grupo etario es el dolor corporal.

“Es suficiente con dos veces a la semana consumir 150 gramos para ver modificaciones en el perfil de ácidos grasos circulantes y en los niveles de inflamación. Asociado a esta disminución de la inflamación, también detectamos que las personas tuvieron una disminución en la percepción del dolor corporal”, afirma el académico.

Cecilia Albala, académica de la Unidad de Nutrición Pública del INTA de la Universidad de Chile, quien es coautora de esta investigación, detalla que “la disminución del dolor crónico observada claramente se relaciona con la disminución de la inflamación que produce el aumento de niveles de omega-3, y es importantísimo porque, de acuerdo a nuestros estudios, más de la mitad de las personas mayores presentan algún grado de dolor crónico, lo que afecta mucho la calidad de vida”.

 

Investigación de envejecimiento y salud

El estudio, llamado “Efectos de una intervención a base de salmón en personas mayores en el sur del mundo”, es parte del proyecto Envejecimiento Activo y Saludable del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

Los resultados son muy auspiciosos, destacan los investigadores. “Se modifican parámetros que son asociados a una mejor esperanza de vida o una mejor expectativa de vida saludable. Esto quiere decir que estamos, en cierta medida, controlando la inflamación, que es un proceso asociado a diferentes patologías, como enfermedades cardiovasculares y metabólicas”, dice Márquez.

Se trata, además, de un estudio inédito, pues si bien esta variación en el patrón de ácidos grasos circulantes era algo esperable, no existía una cuantificación de cuánto era esa variación en personas mayores.

En este caso, aumentaron los ácidos grasos omega-3 y disminuyeron los omega-6, que es como debería ser siempre, indica el investigador, quien destaca que esta es un área prioritaria de investigación, considerando que Chile es uno de los países de América Latina que está envejeciendo más rápido y es el segundo país más longevo en América después de Canadá, con una expectativa de vida más elevada que Estados Unidos, incluso.

“El ideal es consumir los nutrientes esenciales a través de los alimentos, que es mucho mejor que agregarlos en forma de suplementos. Existe evidencia que ello ocurre porque es diferente en términos de digestión, absorción y utilización. Consumir un nutriente, como son en este caso los aceites omega-3, formando parte de un alimento, que extraerlo y luego consumirlo en forma de una cápsula”, destaca Albala.

Cabe destacar, que las conclusiones de la investigación serán presentadas en el Congreso Europeo de Geriatría, que se realizará el próximo mes de septiembre, y publicadas en su respectiva revista científica.

Fuente: El Mostrador

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