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El vástago del banano se proyecta como un aditivo alimentario potencial para el consumo humano

La Institución Universitaria ITM, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad de Antioquia, en alianza con la Gobernación de Antioquia desarrollan un proyecto que representa un avance importante para el uso de los subproductos de la agroindustria del plátano y el banano, como es la nanocelulosa vegetal. Este ingrediente ha sido evaluado para verificar que su uso no sea tóxico para el organismo, pues se espera aprovechar todas sus potencialidades para crear alimentos funcionales que beneficien al ser humano.

Durante el proceso, los investigadores han comprobado, que este nanocompuesto tiene unas propiedades (diferentes a otras materias disponibles en el mercado) que sirven para reducir la grasa y el contenido calórico de los alimentos; además, es rico en fibra dietaria insoluble lo cual representa beneficios para el organismo como la digestión y la absorción de azúcares.

No obstante, aunque se han fabricado alimentos a partir de este material, aún no se conocen cuáles son los efectos de consumir ese tipo de nanoestructuras, por eso, precisamente el trabajo de este proyecto consiste en corroborar, a través de estudios in vivo e in vitro que esta nanocelulosa no genere ningún daño en su consumo.

Natalia Correa Hincapié, docente e investigadora del Departamento de Calidad y Producción del ITM, afirmó que “las propiedades que tiene esa nanocelulosa, al ser una fibra dietaria permite una mayor capacidad en la digestibilidad de las personas y adicionalmente hemos encontrado que en algunos alimentos nos ayuda a estabilizar las grasas”.

Además, aseveró que la nanocelulosa se puede utilizar para diferentes productos, de aquí que se deriva su uso como un aditivo para la elaboración de alimentos funcionales que sirven a personas que tienen enfermedades como diabetes, colesterol alto, entre otros.

En el país hay aproximadamente 500,000 hectáreas de cultivo de banano, principalmente en la zona de Urabá y Santa Marta, así mismo, hay un vástago por planta, y en promedio 1,200 plantas por hectárea que podría ser aprovechado por nuevas industrias en el tema agroalimentario.

“Con la investigación estamos ofreciendo un valor adicional o diferencial a lo que comúnmente se hacen en las zonas de cultivo, entonces nos concentramos en el vástago por el volumen y las toneladas que se generan en campo y adicionalmente su uso potencial como fibra que nos puede ofrecer para hacer diferentes desarrollos del producto”, aseguró Robin Zuluaga Gallego docente – investigador de la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB.

La investigación, también favorecería la cadena social y ambiental, porque con el vástago que es visto como residuo, se convertiría en materia prima para la generación de nanocelulosa y las comunidades que viven en las zonas de producción bananeras, podrían proyectar nuevas industrias, unidades productivas y nuevos empleos.

Fuente: Al Poniente

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