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Consumo de bebidas lácteas fermentadas puede ayudar a mejorar tu memoria

Incluir bebidas lácteas fermentadas en tu dieta puede mejorar tu memoria, según un estudio recién publicado en Nutritional Neuroscience.

Las bebidas lácteas fermentadas se crean cuando la leche se fermenta con tipos específicos de bacterias como lactobacilos o bifidobacterias. Entre estos productos se encuentran la leche fermentada, el kéfir y el yogur. Son lácteos más fáciles de digerir, especialmente para los intolerantes a la lactosa.

El consumo de estas bebidas lácteas probióticas puede mejorar el rendimiento de la memoria según el estudio en el que participaron adultos de entre 25 y 45 años, sin enfermedades gastrointestinales ni mentales.

Los participantes consumieron por 4 semanas, una bebida fermentada a base de lácteos que contiene 25 a 30 mil millones de unidades formadoras de colonias de cultivos de kéfir vivos y activo.

Según las conclusiones del estudio, los investigadores de la Universidad de Illinois encontraron que el consumo de lácteos fermentados aumentó la presencia de ciertos microorganismos en el intestino y mejoró la memoria relacional en adultos sanos.

El reporte no detalla la causalidad de los resultados, aunque señala que los beneficios observados para la memoria relacional no se relacionaron con cambios en Lactobacillus.

La memoria relacional proporciona la capacidad de recordar nombres con rostros, la ubicación de varios objetos o personas, o el orden en que ocurrieron varios eventos, según explica un artículo publicado en Frontiers in Neuroscience. Es la memoria que relaciona los elementos que constituyen una experiencia.

Los alimentos probióticos ayudan a colonizar el intestino con microorganismos buenos, pueden contribuir a un equilibrio en la microbiota y favorecer la salud intestinal.

La investigación previa ha revelado que existe una importante conexión intestino-cerebro y el microbioma.

“El intestino y el cerebro surgen exactamente de las mismas células cuando nuestros cuerpos se forman en el embrión. Entonces, aunque el intestino y el cerebro están muy separados en el cuerpo, están hechos de las mismas células”, explica la reconocida psiquiatra nutricional, Uma Naidoo.

Según lo publicado por Naidoo, los investigadores también creen que las bacterias intestinales desencadenan procesos metabólicos e inflamación cerebral que afectan la memoria y también pueden comprometer el flujo sanguíneo en el cerebro.

Tal podría ser la influencia de la dieta en la memoria, que expertos en salud desarrollaron la dieta MIND, la cual está diseñada para promover una mente sana y reducir el riesgo de demencia como la enfermedad Alzheimer.

Fuente: El Diario NY

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