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‘Blockchain’: trazar con exactitud la procedencia de los alimentos

Los productos que compramos cada día pasan por muchas manos antes de llegar al refrigerador. El problema es que esta cadena de producción y distribución resulta a menudo opaca. Es muy difícil conocer las condiciones reales de la procedencia de lo que consumimos, así como su impacto social o medioambiental en los lugares que transita.

¿Seguro que esa lata de atún procedente de Asia no ha sido producida con mano de obra esclava? ¿Cómo podemos saber si los ganaderos que han criado la ternera que nos estamos comiendo le dieron una vida saludable al animal? ¿O que por el camino no han contaminado el campo en el que se ha criado o los mares que ha cruzado hasta llegar aquí? Tomar decisiones de consumo que se alineen con nuestros principios éticos implica tener acceso a una información clara y confiable. Y la falta de transparencia hace posible que se produzcan fraudes y engaños a en las cadenas de suministro y los mercados.

La buena noticia es que la tecnología ya hace posible trazar con exactitud la procedencia de los alimentos, conocer su fecha de producción y muchos datos más (por ejemplo, si fueron modificados o no genéticamente). Jessi Baker, la protagonista de este trabajo, ha apostado por utilizar el ‘blockchain’ “para agregar grandes bases de datos que aglutinen a proveedores, marcas y certificadores con el fin de hacer transparente la información sobre los productos y garantizar su trazabilidad”.

Gracias a su carácter de plataforma distribuida, cuando la información sobre un producto se guarda en el blockchain se le asigna un ‘token’ único e inalterable (el pasaporte digital) que lo acompañará a lo largo de la cadena de suministro, registrando su recorrido de manera incorruptible y transparente.

Transparencia verificable

Esta propuesta, basada en datos interoperables con otras plataformas, se suma al trabajo ya realizado por organizaciones como World Fair Trade o Marine Stewardship Council, que han colaborado para crear los Estándares y Certificaciones de Sostenibilidad, una serie de normas voluntarias adoptadas por empresas relacionadas con asuntos de seguridad ambiental, social, ética y de alimentos.

Baker es fundadora de Provenance, una organización que se dedica a hacer que las cadenas de producción y distribución sean más transparentes y fiables gracias a los datos. En particular, su proyecto se centra en el ecosistema alimentario y textil a través de pilotos en los que se ha trazado el recorrido del café, los cocos, el pescado y hasta el algodón. Provenance busca dar a conocer de dónde provienen los productos que consumimos, quiénes los producen y de qué manera.

 

Contra la esclavitud

Se estima que, en el ámbito de la pesca, las cifras del trabajo esclavo rondan entre el 10 y el 15 por ciento del total de la fuerza laboral mundial. Además, en el sudeste asiático se concentran tres cuartos de la flota planetaria de barcos. El primer piloto de la tecnología de Provenance se articuló en torno de una pesquera en Indonesia, el país número uno del mundo en producción de atún.

Esta firma cuenta con estándares certificados de sostenibilidad y garantiza que su producción está libre de trabajo esclavo. Sin embargo, una serie de empresas pesqueras, que no compartían las normas éticas de la primera, falsificaban estos certificados para vender sus pescados a precios más altos. Gracias a la introducción de pasaportes digitales, desde la aplicación móvil de Provenance los productos ahora pueden ser rastreados a través de toda su cadena de producción y distribución, evitando así el fraude. Otras pruebas piloto se realizaron también con productos de café, coco y algodón, entre otros.

 

Tecnologías y datos para conocer nuestros alimentos

Las tecnologías de GPS y las cámaras hiper-espectrales también aportan datos sobre nuestros alimentos que podrían integrarse en el pasaporte digital. Por ejemplo, los datos satelitales pueden utilizarse para probar el origen de los alimentos a través del conocimiento de las granjas de las cuales provienen o la localización de los actores que intervinieron en la cadena de suministro.

Además, con la visualización artificial que permiten las cámaras hiper-espectrales es posible determinar en tiempo real cuán fresco es un alimento o escoger los productos de mejor calidad. También existe un escáner molecular que previene potenciales fraudes en la composición de los alimentos, ya que utiliza algoritmos de predicción para determinar nutrientes, contaminantes y aditivos en los alimentos.

Para el futuro

Para Baker, un futuro conveniente en la intersección entre los alimentos y los datos es uno en el que la cadena de suministros sea transparente para que podamos actuar como ciudadanos en lugar de meros consumidores, a través de lo que elegimos comprar.

Fuente: El País

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