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¿A qué sabe una abstracción? Una dulce obra de arte…

Cuando industria y arte se juntan, suelen suceder cosas extraordinarias. Este es el caso de la exposición ‘Cinco haikus invisibles’ a cargo del artista plástico argentino Eduardo Navarro, quien con la ayuda de Bell Flavors & Fragrances diseñó cinco esculturas distintas para que, a través de mismo número de cajas cuyo interior no se puede ver y sólo tienen un orificio para introducir la mano, los asistentes toquen cada pieza al tiempo que degustan un dulce desarrollado por la casa saborista, con el objetivo de sensibilizar a las personas normovisuales sobre los retos que enfrentan día a día quienes padecen debilidad visual, añadiendo un toque de abstracción.

La sede de esta exposición temporal y de carácter muy local, que estuvo abierta al público del pasado lunes 4 al jueves 7 de diciembre, fue el Comité Internacional ProCiegos, I.A.P., ubicado en las inmediaciones de la colonia Santa María la Ribera, un centro de estudios y apoyo para personas con debilidad visual que tuvo a bien invitar a Eduardo Navarro a colaborar en este proyecto, toda vez que él realizó una instancia en el espacio cultural Casa Gallina, ubicado a unas calles de ProCiegos, y mantiene una relación cercana con los habitantes de ese barrio.

“Suelo colaborar con distintos proyectos y me invitaron a realizar algo en el barrio, aquí conocí a un invidente que trabaja en ProCiegos y además es evaluador sensorial, de ahí surgió la idea de qué tan profundo es el terreno de los sabores en cuanto a la memoria y la lectura que le damos al probar un sabor determinado; con él exploré el cómo se pueden traducir situaciones abstractas a conceptos y a un sabor. Le propuse escribir una serie de cinco poesías en formato haiku a partir de las ideas de tiempo, espacio, luz, distancia y afecto. Una vez desarrolladas las poesías, a partir de ellas nos planteamos ¿será posible traducir, por ejemplo, la idea de tiempo en un caramelo?, ¿a qué sabe el tiempo? Algo muy subjetivo y completamente ajeno”, comenta el artista en entrevista con Alfa Editores Técnicos.

Con el apoyo de la firma Bell Flavors & Fragrances, de los haikus se desarrollaron los cinco sabores en forma de pequeños dulces y se pensó en lograr una especie de sinestesia con el sabor y con la experiencia: hacer que el caramelo pase a una segunda instancia, razón por la que se crearon las cinco esculturas ocultas, cuyo contenido real sólo conocen el autor y muy pocas personas involucradas en el proyecto, que inició a mediados del 2015.

“Son esculturas que uno toca comiendo cada caramelo, entonces se genera una especie de sinestesia donde uno siente el sabor de una forma abstracta. Diseñamos estas especies de cajas negras donde todos tocan las esculturas pero nadie las ve, convirtiendo el terreno de los normovisuales y los invidentes en algo completamente horizontal”, añade Eduardo Navarro.

Para ampliar la experiencia de los normovisuales, la exposición contó con tres guías con distintos tipos de debilidad visual, quienes acompañaban a cada asistente mientras les explicaban el objetivo de la instalación artística, ellas son Guadalupe Ortiz, Karime Lázaro y Luz María Valero.

Le invitamos a mantenerse al tanto de la revista Industria Alimentaria de enero y febrero de 2018, edición donde publicaremos un amplio reportaje en torno a esta experiencia abstracta que conjuga arte con industria y sensibilización, una experiencia única.

Fuente: Alfa Editores Técnicos

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